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Fetisov Journalism Awards Recognize Investigative Journalism

Los Premios Fetisov reconocen al periodismo de investigación

El Siglo de Europa - July 22nd, 2021 

 

Teresa Carreras

Gleb Fetisov es un emprendedor, filántropo y productor de cine que la revista ‘Forbes’ situó, hace dos años, como uno de los más ricos de Rusia. Siendo banquero enfrentó una acusación penal y pasó 18 meses en la cárcel. Al final fue declarado inocente y se observó que la acusación estaba basada en pruebas falsas. Ha creado los FAJournalism porque “estoy convencido de que donde no llega la justicia lo hace el periodismo de investigación independiente para denunciar la corrupción. Por esto apoyo con estos premios globales el buen periodismo” asegura a ‘El Siglo’

Usted ha unido dos pasiones: ser hombre de negocios y productor de cine. ¿Está satisfecho?
Para mí es una única pasión. Soy un hombre de negocios de largo recorrido y ahora estoy en la industria del cine. Lidio en el negocio del entretenimiento. He estado interesado en el cine desde mi infancia. Hasta el siglo XXI era un negocio arriesgado. Era difícil levantar una empresa de éxito dentro de la industria del cine. Mucha gente no sabe que las grandes compañías entraron en bancarrota a finales del siglo XX.

¿A qué fue debido?
La nueva era de la industria cinematográfica empezó con la compañía Pixar, de Steve Jobs, que se convirtió en multimillonario y no fue por su compañía Apple. ‘Toy Story’ fue el comienzo de su gran imperio empresarial.

Las compañías independientes han demostrado que la producción de películas puede ser un negocio de éxito. Cuando tuve tiempo y comprendí este entorno emprendí mi negocio

¿Cuál es su objetivo?
Empecé en 2012 con la idea de desarrollar un negocio multisectorial del sector del entretenimiento. En los próximos años documentales, programas deportivos y series. Mi siguiente objetivo sería subvencionar a empresas y productoras europeas. Me gustaría ofrecer a la gente entretenimiento de calidad para disfrutar cuando descansan de las controversias del mundo. La primera producción fue una comedia que es uno de los géneros más difíciles. Posteriormente ‘Loveless’, un drama filosófico, y ‘Sobibor’, drama histórico, que fue seleccionada por Rusia para participar como mejor película en lengua extranjera en la 91 edición de los Premios Oscar, pero no fue nominada.

“El amarillismo está en todas partes, estrangula el periodismo serio. Un periodismo abierto y honesto ayuda a que la sociedad sea mejor y comprenda mejor el mundo”, según el creador de los FAJournalism

Este y Oeste. ¿Cree que hay una sola Europa?
Estoy seguro de que pertenecemos a una única Europa. Europa es una sola: tenemos conexiones culturales, raíces comunes, comercios y negocios.

¿Por qué creó un premio global para el periodismo de investigación?
Primero he de decir que no fue mi idea, sino la de Eva Merkacheva, ahora directora de nuestro equipo. La conocí cuando estaba en la cárcel y me habló de derechos humanos. Vi que somos ciudadanos de un único universo en un pequeño mundo y es importante apoyar al periodismo global porque el periodismo también tiene que ser global. También porque observé que los periodistas rusos más profesionales y creíbles se enfocaban hacia los Derechos Humanos. Esta es una actitud que debería ser apoyada y difundida. No soy periodista pero observo que el amarillismo está en todas partes, estrangula el periodismo serio y de calidad. Un periodismo abierto y honesto ayuda a que la sociedad sea mejor y comprenda mejor el mundo. Por ello sebe ser protegido.  Estoy convencido de que donde no llega la justicia llega el periodismo de investigación independiente para denunciar la corrupción. Por esto lo apoyo con estos premios globales al buen periodismo.

¿Por qué cree que el periodismo de investigación puede ayudar a la sociedad a ser más democrática?
Por mi propia experiencia. Creo sin duda que es así. Desafortunadamente, en los principales países no democráticos los periodistas dependen mucho de los partidos que están en el poder. Cuando tuve problemas, fui detenido y arrestado por mis actividades políticas –creé el Partido Alianza Verde de Rusia–, todos los medios rusos “pro Kremlin” empezaron a cubrir noticias relacionadas con mi empresa (en el pasado) como algo sospechoso y me acusaban de cosas que jamás hice. Lamentablemente, incluso publicaciones enfocadas al mundo de los negocios se posicionaron con las acusaciones del Gobierno y sólo unas pocas publicaciones elaboraron una investigación y coberturas serias e independientes del caso, además de hacerlo de manera objetiva. Una de estas publicaciones fue ‘Forbes’, otra ‘Forbes’ (en su edición rusa) y ‘MK’.

¿Qué opinión tiene sobre la crisis diplomática entre la UE y Rusia a raíz de los últimos acontecimientos?
No soy político. Soy un hombre de negocios y mis prácticas prueban que deberíamos acercar posiciones, como he dicho antes. Tengo un compromiso hacia la financiación de los premios, mi negocio y la filantropía.

Dejé la política en 2015 y creo que no hay políticos reales en Rusia porque no hay políticas abiertas ni transparentes. Cuando los políticos se citan en prisión, no estamos hablando de políticos verdaderos.

No quiero entrar en ello pero haré todo lo posible para mejorar la financiación a los periodistas y a los medios independientes, porque creo que ahí está nuestro futuro.

María Teresa Ronderos, ganadora del premio Derechos Civiles

T. C. / Javier Sáenz

“El periodismo colaborativo debe ser transformador y ayudar a las personas a entender el mundo” señala a ‘El Siglo’ la colombiana María Teresa Ronderos desde su Barranquilla natal. La periodista recogió el  primer premio colectivo FETISOV-2020 en la categoría de Contribución a los Derechos Civiles por el trabajo “Migrantes de otro Mundo”. “La realidad de Colombia es dramática a día de hoy. En el país hay una clase dirigente encerrada en si misma, sobre todo este gobierno, que ha construido un relato falso de la realidad”, continúa. “Yo veo un país nuevo con gente joven que quiere una sociedad más justa y sin violencia” afirma.

“Migrantes de otro mundo” es una obra colectiva. ¿Por qué este formato?
Hoy en día, los temas no son sólo de un país, ya son transnacionales. El nuestro es un medio de distintos grupos de mujeres de América Latina, el Centro Latinoamericano de Investigación Periodística (CLIP), donde hacemos trabajos transfronterizos que buscan contar historias que crucen fronteras, investiguen y unan las piezas de un rompecabezas. Estos migrantes no son de un país, son de muchos países. Se embarcan o vuelan entre diez y quince mil kilómetros para llegar a EE UU, Canadá o Europa. Cada año miles de personas expulsadas de Asia y África atraviesan América Latina buscando el Norte. A su paso, los gobiernos dificultan innecesariamente el recorrido ya penoso de estos seres humanos extraordinarios poniéndolos en constante riesgo. En este trabajo periodístico participaron 18 medios de 14 países. Pusimos cifras y contamos también la historia de los traficantes que se lucran con estos sueños de tanta gente.

“En el trabajo premiado participaron 18 medios de 14 países. Pusimos cifras y contamos la historia de los traficantes que se lucran con los sueños de tantos migrantes”

¿Por qué presentasteis la investigación a los Premios FETISOV?
Nos pareció una convocatoria impresionante porque eligieron los temas más candentes sobre derechos civiles, contribución a la paz, el medio ambiente y periodismo de investigación. Nuestras historias encajaban. Por ejemplo, el caso de un camerunés que murió en las costas de Chiapas y supimos que iban a repatriar su cadáver. Cuando la familia lo recibió sintió la injusticia, el dolor, y nosotros pensamos que aquello se hubiera podido evitar pero que se tenía que escribir. O el de un pequeño escrito en una pared en medio de la selva colombiana de un nepalés que pasó por allí en 2015.  Lo buscamos y lo encontramos luego en Nueva York y entrevistamos a su mamá en Nepal. Pudimos contar la historia completa a partir del hallazgo del letrero en una choza en la mitad de la frontera de Colombia con Panamá. También la de muchos náufragos que perdieron a sus hijos.

¿Qué os va a permitir la dotación del premio?
Es un premio excesivamente generoso al estar dotado con 100.000 dólares, que para nosotros es una pequeña fortuna. Enseguida decidimos que lo pondríamos al servicio de la misma causa, la de los derechos civiles, en lugar de repartirlo entre nosotros.

No nos hubiéramos sentido bien contando historias de personas que sufren para alcanzar sus sueños y lucrarnos de ello. Decidimos hacer una donación a dos organizaciones que trabajan con migrantes en la frontera entre Panamá y México. También acordamos colectivamente que haríamos otro gran reportaje sobre derechos civiles en la región. Nos dijimos que el mejor premio es el que le permite seguir a uno con sus investigaciones.

Colombia vive un drama sordo desde hace mucho tiempo. Con más de cincuenta víctimas mortales, casi un millar de desaparecidos, víctimas mutiladas  hasta ahora. ¿Cuál la sido la chispa que ha generado tanta violencia?
Creo que es una combinación de varios factores; por un lado la pandemia y los encierros, que en Colombia han sido muy estrictos y sin muchos resultados, puesto que tenemos unas tasas de mortandad entre las más altas del continente; por el otro, tenemos casi siete millones de personas que viven por debajo la línea de la miseria. Son personas cuyos ingresos no alcanzan para reponer las calorías que necesita su cuerpo para sobrevivir. Estos siete millones se han de sumar a 22 millones de colombianos que viven por debajo el umbral de la pobreza. Me parece inmoral tanta gente pasando hambre. El Gobierno lo sabe y le da igual. La Reforma Tributaria sólo ha sido la piedra angular de la protesta. El Gobierno dijo que había hecho un gran reparto de las ayudas económicas por la pandemia cuando en realidad no alcanzaron ni al 50% de los que se han quedado sin trabajo. Colombia tiene el récord de ser el segundo país más desigual del continente y del mundo.

¿Por qué el Gobierno del presidente Duque  hace oídos sordos?
La gran tragedia de Colombia es tener una clase dirigente encerrada en sí misma, sobre todo este Gobierno, que ha construido un relato falso. Dicen que la paz que se firmó en Colombia no sirvió para nada y esto no es cierto. Se desmovilizaron más de diez mil hombres y mujeres, las armas se fundieron y Colombia tuvo una oportunidad para la paz que no habíamos visto en 50 años. En el fondo, en Colombia tenemos una clase política, una clase dirigente, que no quiere escuchar a la población.

¿A qué se refiere cuando dice que han construido “un relato falso”?
Este Gobierno quiere demostrar por razones absolutamente miopes que el anterior se equivocó con la paz. Dice que no hubo paz y lo único que hace es demorar y no escuchar. Postergar tanto tiempo un inicio serio de conversaciones causa muchos muertos dolor y tragedia. Creo que la nuestra es una clase dirigente que se ha acostumbrado al garrote, al martillo como respuesta a cualquier tipo de protesta social. De día simula hablar con el Paro Nacional y por la noche reprime a los que salen a la calle. Este es un Gobierno que maneja dos respuestas a una crisis social de enormes dimensiones; una, las armas, represión social, policía y ejército en las calles y, otra, desinformación.

¿Hasta qué punto la violencia ha penetrado en la conciencia masiva de la gente?
Ante una represión tan violenta y cuando al principio mataron a 25 jóvenes, probablemente desde la policía, la gente se movilizó porque la violencia llama a la violencia.  Ayudó en la mediación la presencia de EE UU, Naciones Unidas (NU), la Unión Europea, pero también fuerzas internas como la Comisión de la Verdad o el liderazgo del sacerdote jesuita, Francisco de Roux, que fue impresionante. Les dijo al Gobierno: “Señores sentémonos a hablar”. En este país tenemos que caber todos y podemos encontrar soluciones sin necesidad de matarnos.

¿Qué salida le ve al conflicto?
El papel de NU, de los EE UU del presidente Biden, es importantísimo apoyando el proceso de paz y aportando ayuda económica. La Unión Europea ha ayudado mucho apoyando la gestión del Estado para hacer cumplir los acuerdos de paz lo cual está bien pero yo hubiera preferido un papel más importante de refuerzo a la sociedad civil.

Aquí  muchos vemos a un país nuevo de gente joven que se levanta pidiendo un país más justo y lo está haciendo sin violencia.  Los que se levantaron en los 70 y 80 pedían un país más justo, pero lo hicieron con violencia, con muchos errores, con crueldad y maldad. Ante esta realidad, la salida es que la élite colombiana y el Gobierno se sienten a negociar en serio, con profundidad y con ganas de solucionar el conflicto. Los colombianos hemos sido capaces de muchas cosas. Tenemos una Seguridad Social que cubre a más personas que la Seguridad Social de Estados Unidos. Tenemos cosas que hemos sido capaces de hacer. La paz también tenemos que ser capaces de hacerla

Y más con el tipo de liderazgo que está asomando,  pero si nos dedicamos a matar a estos jóvenes, que ya son líderes, a reprimirlos…, no vamos a salir airosos.

¿Los medios de comunicación colombianos no están dando esta imagen?
En los medios de aquí hay también infiltrados de estos grupos armados que lo revuelven todo. Pero la verdad es que si tú ves a los jóvenes que están protestando son jóvenes pacifistas, muchos de los que han muerto eran defensores del pacifismo, gente que quieren transformar este país en paz, con música, con creatividad, con arte. Yo que vivo aquí veo cómo el país está cambiando, cómo se quiere construir un país más educado, más civilizado. El periodismo debe servir para mostrar cómo estos jóvenes están ante un país nuevo. Hay mucha desinformación, las redes lo ensucian todo. Pero sí hay medios locales como la Agencia Baudó, medios nacionales nuevos como ‘Cuestión pública’, ‘La Silla Vacía’, ‘Cerosententa’ –que acaba de hacer un trabajo maravilloso de documentación de cómo fueron las muertes de estos 25 primeros jóvenes que se alzaron con el gobierno–. También ‘VerdadAbierta.com’, un medio que creamos en 2008 cuando empezó el proceso de negociación con los paramilitares para explicar el proceso de Justicia Transicional y hace investigaciones sobre la guerra y la paz en Colombia. Sigue también ahí el casi centenario ‘El Espectador’, que sigue haciendo información espectacular de lo que pasa cada día en las calles de Colombia. Es un periódico que, como dice Javier, puso sangre para estar donde está. Muchos de los periódicos regionales también. Cuando ves que mataron en Manizales, ciudad de la región montañosa del oeste de Colombia, al subdirector del diario ‘La Patria’, o al director del diario ‘La Opinión’ de Cúcuta, ciudad colombiana situada en la frontera con Venezuela… Y ahí están estos medios, con muchas dificultades económicas pero contando lo que realmente pasa en estas regiones.

Usted escribió un libro, ‘Guerras recicladas’ sobre el paramilitarismo ¿Cree que el movimiento ha terminado?
El paramilitarismo es difícil de describir, es una especie del huevo de la serpiente que está siempre ahí.  Sólo en la medida en que el Gobierno encare su relación política con los territorios de manera diferente se podrá evitar que se vuelva a reproducir.
Si me preguntas si hay todavía paramilitarismo yo te diría que no como el que hubo en los noventa o en los 2000. No es el mismo porque aquél tenía una ideología y una organización paralela con los militares para atacar a la guerrilla. Lo que hay hoy en día en Colombia es muy distinto. Sin embargo, algo se parece porque hay algunos grupos armados ilegales en llave con políticos imponiendo su norma y su ley. Cosas a cambiar: una visión de los países del centro que no cree que la gente en el territorio tiene derecho a decidir sobre su propio destino, sino que desde Bogotá se lo quieren imponer o desde el poder central, que ustedes saben cómo es esto en España, de las imposiciones desde el poder central sin dejarles decidir sobre su propio desarrollo.  ‘Guerras Recicladas. Una historia periodística del paramilitarismo en Colombia’ (Bogotá, Aguilar 2014) se sigue vendiendo porque la gente lo sigue encontrando útil a pesar de que ya tiene siete años.